jueves, 29 de septiembre de 2011

Pinceladas autobiográficas: El SUP3IA friki ¿nace o se hace?

[...] Friki o friqui (del inglés freak, extraño, extravagante, estrafalario, fanático), es un término coloquial, no aceptado actualmente por la Real Academia Española, que se refiere a aquellas personas específicamente interesadas (en algunos casos de manera obsesiva) hacia los temas de la denominada cultura friki: la ciencia ficción, la fantasía, el manga, el anime, los videojuegos, los cómics y la informática, entre otros. [...]. (Extracto de la Wikipedia)

¿Qué por qué he empezado con el párrafo anterior? Fácil. Aunque la mayoría de las pocas personas que leen esto ya saben de que voy ha hablar, la acuñación del termino friki tiene una historia dolorosa y un pasado oscuro. Jamás podría perdonarme destruir a mi familia si alguien desinformado o con mala fe, les dijera que voy por ahí como Paco Porras, con una ensalada César por sombrero, o travestido e hiper-siliconado como Carmen de Mairena... No podría vivir con eso.

Aclarado esto, y cogiendo una acepción del termino que se ha ido dignificando con el tiempo, yo tiendo a definirme como un friki multidisciplinar. Desde que puedo hacer memoria, he tenido cómics entre las manos; adoro la ciencia-ficción, las fantasías épicas y el terror (en libro y en película); me encantan los videojuegos; he disfrutado de bastantes juegos de rol y, finalmente, he hecho de la Informática mi profesión (aunque a veces me arrepienta). Por si fuera poco he coleccionado espadas y practico artes marciales... Si es que es un milagro que todavía no haya hecho alguna barbaridad (aunque he de confesar que una vez maté un gorrión con mis propias manos... Una amiga lo trajo a casa, tenía el cuello partido y estaba medio muerto. Yo no sabía que hacer -no tenía collarín para gorriones- y... bueno, eso es otra historia. Lo del rol es lo que tiene, que te convierte en un asesino despiadado...)

Sin embargo no he llevado ninguna de esas aficiones al grado de obsesión, supongo que porque son demasiadas y no he tenido tiempo de obcecarme con ninguna -de hecho siempre me he quejado de tener demasiados hobbies en proporción a mi tiempo de ocio-. La que probablemente si ha sido una constante en mi vida ha sido mi inclinación por los cómics, ya no tanto leerlos, sino más bien dibujarlos, lo que desde siempre ha sido una pasión (que últimamente tengo abandonada). Cada día se me cruzan por la imaginación escenas de mi vida en forma de viñetas, que espero poder dibujar algún día. Y entre mis notas y diagramas del trabajo no es difícil encontrar rápidos bocetos de cosas que me pasan por la cabeza.

Supongo que para mí, en esto de la cultura friki, el punto de inflexión fueron los juegos de rol. Hasta entonces, lo mío era onanismo intelectual: videojuegos, cómics y libros... Pero la primera vez que quedé con unos cuantos amigos para jugar una partida de "Mutantes en la sombra" fui consciente de mi interés por esta clase de subcultura. Creo que entonces el término friki todavía no era de uso común, pienso que "tío raro que prefiere quedar con amigos en casa para comer unas pizzas y jugar a cosas raras en lugar de salir de juerga" estaba más extendido (lo cierto es que la palabra friki nos ha facilitado bastante las cosas...). Desde entonces he sido un semi-elfo un poco sarasa, un jinete del poni-express, un vampiro de origen turco con bastante mala leche, un arqueólogo con látigo y sombrero (sí, qué pasa, me mola Indiana Jones y me copié...), amén de varios demonios, ladrones, asesinos, mendigos, prostitutas, recaudadores de derechos de autor y otros personajes secundarios de mal vivir cuando me tocaba dirigir alguna partida.

Cuando llegué a la universidad, tuve la suerte de encontrarme con bastante gente de intereses parecidos. La Informática es lo que tiene, que atrae a mucho bicho raro. No seremos capaces de hacer piña para defender nuestra dignificación profesional, pero como pongas sobre la mesa un buen juego o propongas una red se te llena el chiringuito... El caso es que con ciertos compañeros de carrera he pasado algunas de las mejores tardes de juegos de mesa (tardes que muchas veces se prolongaban hasta altas horas de la madrugada). No hay nada más divertido que ver a unos cuantos amigos, a los que tenías por gente formal, completamente enajenados interpretando sus roles de guerreros y hechiceros. Y si en el grupo había chicas (que solía haberlas -y eso que no era habitual encontrar muchas roleras-, con las que a más de uno no le habría molestado tener un affaire) la situación podía volverse completamente delirante y desternillante.

Otra afición que llegó a mi vida, casi por accidente, fueron los wargames. Esos juegos de mesa geniales en los que se despliegan miniaturas y dados sobre un tablero para desarrollar batallas. La verdad es que originalmente mi intención, cuando compré mis primeras figuras, fue dar rienda suelta a mi vena artística pintando pequeños guerreros (con sus cuernecitos, sus hachitas ensangrentadas y sus monísimas caritas de mala leche...). Luego un amigo me dijo: "Pues con las figuras que tienes podrías hacerte un pequeño ejercito y probar...". Probé, me enganchó y seguí comprando miniaturas a mayor ritmo del que podía pintarlas.

Y que voy a contar de aquellas escabechinas de ratón y teclado, con nocturnidad y alevosía. Que tiempos aquellos en los que podía pasarme siete horas jugando, con los ojos resecos, pegados a la pantalla del ordenador, y casi sin pestañear ni despeinarme... Ahora, después de un par de horas estoy para que me hagan un trasplante de córnea, y eso que de las dos horas una me la paso comiendo porquerías...

Hoy día mi friki interior subsiste, desnutrido, con algún cómic, alguna partida de wargames ocasional y una red al año. Me he hecho "adulto", en parte por iniciativa propia y en parte por imperativo de la vida. De todas formas nunca se es demasiado mayor para ser un friki; es más una cuestión de disponer de tiempo para volver a retomarlo (y usar unas gafas bien graduadas). Las tres primeras palabras que aprendió mi hija fueron mamá, papá y chulú, le encanta sentarse conmigo en el ordenador y toquetear el teclado, y el otro día me pidió jugar a la Wii (sin que todavía sepa muy bien qué es eso). Es esperanzador. Mientras tanto, mis libros de rol, mis videojuegos y docenas de miniaturas sin pintar aguardan el momento en que un padre los desempolve para ceder el testigo a una hija y acompañarla en sus primeros friki-pasos... ¡Por Dios, qué no me salga choni-poligonera...!

3 comentarios:

  1. Cualquiera con inquietudes artisticas, imaginativo, curioso y que disfrute de la compañia de otros sin necesitar bares, musica y otros menesteres sociales, disfrutaria de juegos de rol y videojuegos. Tambien es importante que tengas la capacidad de permanecer sentado durante mas de dos o tres horas ^_^ si tienes una energia arrebatadora es imposible que aguantes sentado sin distracciones!


    Un beso grande para los tres, y para la peque.
    Skype pronto y ya! :D


    Besos,
    BEA

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  2. Por ahora tendrás que conformarte con dedicar unas pocas horas, al menos hasta la próxima red :D, en ella aprenderás el significado gritos de guerra nuevos como 'overun, overun!' acuñado por el gran miguelón en la última red o de algunos viejos como 'que vienen por el túbooooooorghgh!' al ritmo de grándes éxitos como el conocido 'porque no te comes un plato lleno-mierda' o 'la pegatina ya no se pue-pegar'...

    Espero haberte arrancado al menos una sonrisa y por si no lo has notado, ahora mismo podemos sentirnos afortunados de haber tenido ésos momentos porque nosotros, amigo, hemos visto amanecer más allá de plutón, hemos conquistado castillos, brezales y hasta universos enteros... y aunque de manera más dilatada en el tiempo seguimos buscandolos y econtrándolos. ¿Para cuando el próximo cuadrángular de confrontation?

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  3. Pues sí, me has arrancado una sonrisa (falta me hacía porque menuda mañanita llevo, precisamente ahora mismo estoy acabando con mi "plato lleno-mierda" especial del día).

    Por cierto, anhelante me hallo a la espera de ese cuadrangular. Creo que sería hora de ir movilizando al personal.

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