jueves, 18 de abril de 2013

Gran "Marciano"

¿Cuántas veces habremos dicho eso de "que paren el planeta que me bajo"?... Yo muchas. Pues mira por donde, la empresa holandesa Mars One llega con una "solución". Esta gente está dispuesta a emprender una de las aventuras más colosales de la humanidad: establecer una colonia estable de seres humanos en Marte. Y lo quieren hacer en un plazo de tiempo relativamente breve, para el 2023 (diez años pasan en nada...).

La verdad es que el tema es, cuanto menos, apasionante... Aunque no se... Creo que podría apañármelas con un tercio de la gravedad de la Tierra, con las temperaturas extremadamente bajas e incluso con la atmósfera de dióxido de carbono. Pero lo de plantearlo todo como un reality estilo Gran Hermano a lo bestia igual me sobrepasa un poco. No digo que no sea una buena forma de financiación (visto el éxito de estos tipos de programas...), pero cualquier cosa parecida al confesionario o a Mercedes Milá diciendo gilipolleces acabaría por desestabilizarme emocionalmente y pondría en riesgo todo el proyecto... Así que por ahora paso...

martes, 9 de abril de 2013

Reformas

Corre el año 14 de Gran Fulano y ha llegado el momento de hacer una dolorosa confesión: Ya no puedo afirmar tan alegremente como antes eso de que odio a muerte los realities... No, no me malinterpretéis, Gran Fulano, Jersey Shore (o Gandía Shore, o Topotamadre Shore...) y otros derivados protagonizados por algún tipo de subespecie ligeramente semejante al homosapiens me siguen pareciendo una zafiedad sublime que no tienen disculpa por mucho que los camuflen de experimento sociológico... Sin embargo debo reconocer que puedo ver, sin ningún cargo de conciencia, como el chef Gordon Ramsay pone a caer de un burro a los propietarios y trabajadores de los antros que visita (sin embargo no soporto a Alberto Chicote que protagoniza la versión made in Spain del programa original, y eso que tiene legiones de fans...).

Pero sin duda, en lo que a telerrealidad se refiere, mi debilidad son los programas de reformas. Hace no mucho daban uno, Extreme Makeover, en el que una familia (generalmente con problemas económicos o con un gran compromiso social y comunitario) era seleccionada para reformar su casa. Cogían a la familia en cuestión y la mandaban una semana de vacaciones, y luego una horda de trabajadores tiraban la casa abajo y construían una de esas casazas que hacen que odies, con envidia malsana, a una buena familia americana... Más tarde llegó, como no, una mala copia a la española, Esta casa era una ruina, en la que el grueso de de la reforma se centraba en llenar las habitaciones de los niños de juguetes y echarle mucho teatro para arrancar la lágrima fácil a la pobre familia, "víctima" del programa, y al desprevenido espectador... Vamos una mierda. Y es que para qué negarlo, nadie hace estas cosas como los yankees. En Extreme Makeover te tiraban una casa y la levantaban enterita en una semana (7 días). En la versión hispana necesitaban 15 días para reformar tres habitaciones...

Ahora, en ocasiones, veo uno que se llama Love or list it. En éste, una diseñadora y un agente inmobiliario, compiten para que una familia se quede en su casa tras una super-reforma o la vendan y se muden. Afortunadamente no hay versión española, y no creo que la haya, entre otras cosas porque el agente inmobiliario se iba a comer los mocos... 

¿Que por qué cuento esto? Bueno, resulta que estamos de reformas en casa. Después de cuatro años, y ante la inminente necesidad de otro dormitorio para que mi estimada suegra se pueda venir (al menos por temporadas, pues por ahora no acepta otra cosa), nos hemos metido en faena. Pese a que sólo vamos a arreglar un par de habitaciones y a pintar el salón (tenemos un modestísimo presupuesto; nada que ver con los sesenta u ochenta mil dolares de los tipos de la tele, con los que casi me podría comprar otra casa...), está todo el piso empantanado, el patio recuerda bastante a Kosovo en un día malo, y continuamente entra y sale gente de casa, mientras Olga, acuciada por la novedad, va detrás de unos y otros, presentándose, preguntando nombres (y otras referencias) y pregonando a los cuatro vientos que ha sido su cumpleaños y que le tienen que felicitar... Y la verdad, ante la improbabilidad de tener una vivienda como las de la tele, lo de las reformas ya no me hace tanta gracia.