miércoles, 21 de noviembre de 2018

Bichejos

Creo que ya lo he mencionado en alguna ocasión: me encanta nuestro piso. Vivimos en una zona residencial tranquila, alejada del centro (lo cual sería muchísimo mejor si los transportes públicos funcionaran de otra manera...). Tenemos el privilegio de disfrutar de un gran patio con fantásticas vistas a una enorme finca donde a menudo pasta el ganado. Por allí el silencio y la calma son la tónica general, sólo rotos ocasionalmente por algún vecino ruidoso, algún otro de gustos musicales un tanto cuestionables o el zumbado que de vez en cuando escucha el fútbol, con la radio a toda pastilla, en su propio patio o terraza... Pero por lo demás nada de tráfico, aire más fresco y limpio, noches apreciablemente más estrelladas... Campo, rumiantes y pajarillos... Puro bucolísmo vaya... Menos cuando llegas a casa y a un metro de la rejilla de TU lavadero te encuentras bichos como estos...
He pisado en un par de días más de una docena de estas... ¡ARG!
Y este colega medía sus buenos 10 o 12 centímetros...
Entonces la idea de mudarte a un piso, lo más alto posible, en el puñetero e insano centro, se te pasa fugazmente por la cabeza...