lunes, 14 de enero de 2013

Un despistillo

Me considero una persona despistada. En algún momento de mi ajetreada vida me he puesto calcetines desparejados, me he colocado una camiseta con la etiqueta pa’lante o me he calzado los calzoncillos del revés. En un par de ocasiones me he olvidado de la pizza que tenía en el horno y he terminado cenando una suculenta porción de carbón con extra de mozzarella. Alguna vez he quemado un cazo al cocer arroz o unos huevos, no lo negaré. Incluso en ocasiones olvido fechas señaladas. Qué demonios, hasta me he pasado la salida de la autovía alguna vez...

Pero lo de esta señora belga es un poco excesivo. Ir en dirección a Bruselas, desde un pueblo a 150 kilómetros, y acabar cinco o seis países más allá, a casi 1500 kilómetros, es ligeramente desproporcionado. Es como si un día, yendo a trabajar (a poco más de 60 kilómetros), en lugar de encontrarme el cartel de "Mérida Patrimonio de la Humanidad", me doy de narices con uno que diga "Bienvenue à Eurodisney", así, sin darme cuenta... Nunca he estado en el Norte y el Centro de la Europa continental, pero la señalización tiene que ser un asco...

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