martes, 21 de enero de 2020

El SUP3IA se mete en política...

...Así que agarrensé que vienen curvas. Hace muchísimo tiempo que no opino aquí sobre ningún aspecto relacionado con política. Me da una pereza terrible. Además releyendo algunas entradas antiguas, en las que toco algo este tema, tengo una nefasta sensación de deja vu; la impresión de estar repitiendo una y otra vez las mismas quejas sobre los mismos perros y sus distintos collares. La política está tan llena de infamia que intentar organizar en mi cabeza todos los sentimientos, impresiones y opiniones que me provocan sería una labor titánica (y bastante ingrata). Así que me he dicho "vamos a darle un enfoque más personal, en esa línea ligeramente autobiográfica que caracteriza a este blog"..., y a ello vamos.

Creo que no soy persona de ideologías, pues sobre el papel casi todo suena bien; sobre todo cuando quien escribe es alguien mucho más formado y elocuente (quizás inteligente) que el común de los mortales (o que yo). De hecho pienso que en política hay que ser chaquetero -en el buen sentido- en función de las necesidades que en cada momento tenga un pueblo o sociedad. Aunque tengo mis opiniones sobre casi todo, soy bastante flexible y suelo escuchar con humildad y mente abierta cuando los discursos no son reaccionarios o incendiarios y los oradores consiguen captar mi atención y mi respeto. Sin embargo hay algunos punto de mi biografía y matices de mi persona que a ojos de algunos podrían encasillarme más cerca de uno u otro lado. Provengo de una familia con cierta tradición militar; de hecho a mi mismo me llamó la atención el ejercito como salida profesional durante algún tiempo. Por si fuera poco, sin llegar a ser un beato, durante gran parte de mi vida fui un "buen católico", hasta que una especie de "epifanía personal" me llevó al agnosticismo. Y además cuando hablaba con mis amigos sobre estos temas (Dios, Patria, Familia...) podía llegar a ser bastante vehemente... Así que puedo entender que en general se me defina como algo conservador o, si quieren, un poco "centrado a la derecha".

Recuerdo que ya hace un montón de años viví una de esas situaciones con un buen amigo homosexual, sólo que yo entonces no lo sabía. Ahora suena gracioso, pero en aquel momento pensé mucho en la imagen que estaba proyectando de mi mismo. Por aquel entonces estábamos mi mujer y yo con los trajines de nuestra boda, concretamente ya habíamos enviado invitaciones a nuestros amigos. Ya saben como va esto: si dos amigos eran pareja, invitación con ambos nombres. Si no conocíamos a la pareja del amigo o amiga en cuestión pues poníamos "fulanito y acompañante". Y para el caso de los solteros lo normal era la invitación unipersonal... Para nosotros, este amigo del que habló entraba en la última categoría... El caso es que una tarde vino a casa, triste, taciturno. Normalmente era un tío bastante jovial, así que me sorprendió, "un mal día" imaginé, y no le di mayor importancia. Al rato de estar en casa, tomando café supongo, charlando en tono un poco más distante del habitual, va y nos suelta "tengo que contaros algo"... "¡Ay dios!" pensé. Su cara y su tono revelaban por lo menos una enfermedad terminal, así que nos alarmamos... "El caso es que tengo pareja pero no se llama María, se llama Juan" (se hace necesario aquí matizar que me estoy inventando los nombres por razones obvias, no quisiera yo causar un malentendido... Estos dos son una de las parejas más estables y unidas que conozco de entre los amigos de aquella época). "¡Coño, que susto! pensé que te estabas muriendo ¿Cómo ibamos a invitar a tu pareja si no sabíamos que la tenías?" le dije... Resulta que, aunque todos los demás amigos lo sabían, a mi no me había dicho nada preocupado por lo que yo pudiera pensar. Me pasé semanas pensando que clase de disparate homofobo había podido soltar en su presencia y salvo algún chiste no se me ocurrió nada... El caso es que los dos vinieron a la boda y creo que lo pasamos bien (y no fui yo precisamente el que hizo chanzas sobre quién de los dos era la parra fecunda...).

En cualquier caso creo que no tengo buen ojo con esto de la política. A parte de mis primeros escarceos democráticos, cuando mi principal referente político era mi castrense influencia familiar y voté un par de veces al PP, el resto de mis participaciones han sido abstenciones o alternativas que consideraba más centradas. Aunque tampoco es que me haya ido muy bien. A estas alturas podría empezar a considerarme "el azote de los partidos emergentes", porque pareciera que cuando me intereso por un partido y les voto estos se estrellan estrepitósamente... Por ejemplo, cuando surgió aquel prometedor UPyD, con una Rosa Díez que se desmarcaba de un PSOE viciado y corrupto y un Fernando Savater que me había encandilado con Ética y Política para Amador, les voté y fue una debacle. Luego, hace algo más de un año, cuando C's parecía dispuesto a cambiar las reglas de la política y subía como la espuma, les voté (incluso he estado afiliado un año por la perseveracia de otro buen amigo); y no hay más que ver cómo estamos ahora...

No soy amigo de alarmismos. Me niego a pensar que con el gobierno que se ha formado recientemente se estén organizando checas en los sótanos de Madrid o que la oposición esté haciendo vudú para traer de vuelta al Generalísimo... Pero debo reconocer que no me gusta lo que está pasando. Me disgusta pensar que alguien como Sánchez, con tal de permanecer en el poder, se pliegue a gobernar con quien el día anterior le quitaba el sueño o trate de igual a igual a unos políticos que ignoran o tergiversan la justicia y la ley, o se abanderan con ellas, según conviene a sus intereses. Me preocupa que lo que queda en la oposición se aferre a ideales trasnochados o incluso peligrosos. Me asusta que los extremos vayan a condicionar el debate político de los próximos años en un terrible "con nosotros o contra nosotros" que está polarizando las opiniones y dividiendo a la gente.

Siempre he dicho que la política en España tiene ese tufillo futbolero que nos caracteriza para casi todo en este país (los míos son los míos aunque sean unos mantas... o en este caso, aunque sean unos sinvergüenzas). No puede explicarse de otra manera que partidos como PP y PSOE sigan siendo mayoritarios pese a las cuestionables mochilas que ambos llevan a la espalda. Y encima, cuando por fin nos enfadamos y decidimos cambiar de criterio, nos echamos en brazos de los populismos y nos dejamos llevar por las ideologías más extremas (léase VOX o UP)... Imagino que es por esta razón, porque somos como somos, que las alternativas que surgen para ocupar opciones más centradas, que se manifiestan en posturas menos ideológicas y más pragmáticas y que son capaces de ver cosas buenas en un lado y en otro, al final desaparecen o terminan cayendo hacia uno de los dos lados.

Siempre me ha gustado considerarme una persona inteligente y con buen criterio. Le viene muy bien a mi ego. Imagínense que siendo un Sup3ia encima tuviera un mal concepto de mi mismo... me habría tirado de un puente hace tiempo. Además soy más de observar y escuchar que de hablar (y con la edad cada vez más). Consecuencia de esto es que no suelo emitir juicios de valor antes de tiempo y me cuido mucho de pillarme los dedos con verborrea traicionera... Pero sucede que, al final, tener mucha información me bloquea y no puedo posicionarme casi nunca en axiomas absolutos (cosa que desluce bastante ciertas conversaciones...). El pragmatismo me hace ver puntos de razón en casi cualquier argumento (esto me pasa mucho con la política) y al final evito discutir la mayoría de las veces. Además en esta sociedad de trending topics, tweets y likes, me resulta extenuante argumentar contra los sesgos de confirmación que padece casi todo el mundo... Así que soluciones en 280 caracteres no tengo...

... Pero tengo claras algunas cosas: me fastidia que la política nacional de los próximos años -la que nos afecta a los ciudadanos de TODO el país- vaya a estar condicionada por sectarismos, independentismos y hechos diferenciadores a cuenta de unos cuantos personajillos que sólo saben mirarse el ombligo, mientras en mi tierra seguimos en el puñetero culo de Europa. Me molesta treméndamente ver como aquellos en los que deberíamos confiar más que en nuestras madres, nos mienten a la cara un día sí y otro también. Me revienta que un puñado de individuos que predican el "haz lo que yo diga pero no lo que yo haga", que se dan ínfulas y se atribuyen una superioridad moral, se arroguen el patrimonio de la historia, la ley, la justicia o la libertad de expresión. Me pone enfermo que esos, a los que pagamos un pastón con nuestros impuestos, utilicen el sistema para derribarlo, se enzarcen en debates voceríos estériles sobre el sexo de los ángeles y luego nos hablen como a tontitos de baba, suavito y en tono condescendiente, para explicarnos por qué tenemos que agacharnos y ponernos de culo... Ostras, espera, a ver si va a ser este comentario homófobo... ¡Ah no! que la sodomía también mola entre heterosexuales...

¡Joder! Si por esto no quería yo hablar de política.

2 comentarios:

  1. Entiendo tus reticencias a tocar el tema político. Pero después de todo, esto no es Facebook, aquí eres más libre para hablar de lo que quieras, en tu espacio. Sobre el fondo, pues muy de acuerdo contigo. Lo he dicho muchas veces, al final en situaciones como estas los moderados pierden, los que enarbolan posiciones conciliadoras son vistos poco menos que como traidores.

    Pragmatismo y capacidad de desbloqueo. A eso pensábamos mucho que había llegado Ciudadanos, aunque no los votáramos. Pero descubrimos, a la vez que alguno de sus fundadores, que cuando contaron con la oportunidad única de desbloquear y que el gobierno central no dependiera de intereses exclusivamente nacionalistas, Rivera y su camarilla salieron, vehementemente, en tropel a decir que con el PSOE ni a la vuelta de la esquina. Resultado: ese espacio de centro que alguna vez ocupó ciudadanos quedó vacío y la política estatal se polarizó aún más. El centro, el puente, quedó destruido. Y ahora pues ya sabes dónde estamos. Con Pedro Sánchez y el PSOE desdiciéndose de gran parte de lo que dijeron durante la última campaña electoral sin mediar explicación alguna, uno de los presidentes con más "cara" de la democracia, capaz de afirmar una cosa y la contraria al segundo siguiente y que nos ha dejado a muchos con una cara de tonto de la que aún estamos recuperándonos. Como dices, ni creo que el PP sea un partido reaccionario y neofascista ni creo que el PSOE sea la reencarnación del comunismo más reaccionario; pero sí creo que unos y otros se están viendo arrastrados a posturas cada vez más extremas en las que el diálogo se hace cada vez más difícil, de lo cual tienen mucha, muchísima responsabilidad sus líderes (Casado y Sánchez) y los que les rodean.

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  2. Hola Fran, después de muchísimo tiempo, estoy haciendo un repaso de blogs.

    Sobre lo de la invitación de boda, a nosotros nos pasó con una prima que no acababa de salir del armario, y tenía una amiga de toda la vida que era como de la familia. En nuestro caso era más fácil, fuimos a su ciudad de residencia, y les dimos una invitación a cada una. Vale, públicamente no sois pareja, y si no lo sois tampoco es asunto nuestro, pero llevas suficiente tiempo conectada con la familia como para que queramos que vengas.

    Cortaron al poco. La "amiga" no fue a nuestra boda.

    No sabes cuál es la forma de acertar. Por suerte, estos temas no son como hace 15 años, o eso creo.

    De política... El post es antiguo, y cambian las cosas cada minuto. De acuerdo con Chisco en gran medida. A mí también me defraudó cierto partido puente de color naranja, y antes que ese, también me defraudó cierto partido puente de color magenta... Al final me contento con lo que dice un compañero de trabajo... El camino está marcado, puedes ir por este lado del camino, o por el otro, pero está marcado. Aunque también tengo una compañera crecida en Venezuela que no está muy de acuerdo con ese planteamiento...

    Un abrazo para todos

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