miércoles, 8 de marzo de 2017

8 de marzo

Un día como el de hoy, 8 de marzo, pero hace más de siglo y medio, un grupo de mujeres que trabajaban en la industria textil se echó a la calle para denunciar sus condiciones laborales. Un montón de años después (1910) en Copenhage, se comenzó a celebrar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora -Hoy acortado como Día Internacional de la Mujer-.

Siempre me he considerado bastante igualitario en todo lo referente al género de las personas. He tenido la suerte de crecer en un hogar en el que el respeto ha sido siempre fundamental y las reponsabilidades han estado repartidas con ecuanimidad; así que durante el tiempo que ésta fue mi principal referencia he visto el problema de las desigualdades de género con un poco de distanciamiento. Ya un poco más mayor, cuando salí de la burbuja, empecé a prestar atención a las noticias, al comportamiento de otras personas y a la sociedad en general. Empecé a tener una relación más cercana con compañeras y amigas en otros ámbitos y la situación se me empezó a revelar con más profundidad...

Aunque la auténtica catarsis tuvo lugar cuando vi por primera vez a mi hija recién nacida. Después de romper a llorar de alegría y emoción abrazado a mi padre, me sobrevino una sensación de vértigo. Uno de mis primeros pensamientos fue "Va a ser un trabajo duro, más que si fuera un niño...", En aquel momento tuve la impresión de ver terriblemente claros todos los obstáculos a los que tendría que enfrentarse en su vida.

Y desde entonces, cada vez que veo alguna noticia, leo algún artículo o simplemente mi hija viene molesta del colegio diciéndome que algún niñato de siete años no la ha dejado jugar al fútbol -o a cualquier otra cosa- porque es una chica, no puedo evitar pensar en el jefe misógeno, el novio gallito o el cabrón tarado con complejo de inferioridad con los que quizás algún día tendrá que bregar... Y me obsesiono con la idea de dotar a mi pequeña de las herramientas y las armas necesarias para desenvolverse en este mundo que aún es muy machista (por mucho que creamos haber avanzado).

Por eso aquel primer pensamiento fue que éste iba a ser un trabajo duro, porque desgraciadamente mientras esta sociedad sea la que es, mientras otras familias no eduquen de verdad en igualdad, yo tendré que recordar cada día a mi hija que no es menos que nadie, que no pueden obligarla a ser, a pensar y a actuar de forma diferente a como ella quiera, que ningún chico es mejor que ella por el hecho de ser niño y que nadie puede tomarse ninguna prerrogativa por razón de su sexo... Ayudar a crecer con seguridad y autoestima a un niño varón no se me antoja tan arduo... Así que vale, acepto lo de tener a una princesa, pero si es de las guerreras mucho mejor.

5 comentarios:

  1. Pues te digo que yo, que tengo un niño varón, siento una enorme responsabilidad para educarle en la igualdad, luchando en contra de lo que le enseña la sociedad, la tele, y todo lo que tiene alrededor. Puede que sea menos duro, pero no lo veo mucho más fácil. Espero conseguirlo.

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  2. Hola Inma! Muchas gracias por tu comentario ¡Cuánto tiempo!...

    Esa enorme responsabilidad de la que hablas y el enorme esfuerzo que os supondrá educar a vuestro pequeño en verdadera igualdad es lo que os honra como padres, obviamente mis comentarios airados no van por vosotros, sino por otros padres de niños a los que mi hija ya ha tenido que aguantar ese tipo de comportamientos. Muchos más como vosotros serán los que hagan que el futuro sea mejor para ella (y para tod@s).

    Pese a la distancia y a los años de falta de contacto, creo conoceros bastante; y creo que no me equivoco al asegurar que haréis un gran trabajo (por eso sé también que nos os resultará fácil).

    Un abrazo para los tres. Espero que podamos arreglar pronto (al menos un poquito) lo de la falta de contacto.

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  3. La educación en igualdad creo que parte al final de cada casa, de lo que ves cada día, más que de los principios que intentes inculcarle. En casa, las cosas se hacen, ni siquiera se reparten. Lo que cae, cae. Y tan importante es el trabajo del padre como el de la madre. Pero si es cierto que todos pecamos de pequeños micromachismos (por ejemplo, cuando vamos todos el el coche, siempre suelo conducir yo, y no su madre. Vale, a mí me gusta conducir, pero no deja de ser un micromachismo). Poco a poco, la sociedad va evolucionando, simplemente porque lo que antes se veía como normal, ahora es inadmisible.

    Por cierto, lo del futbol me ha llegado al alma. Mi hija está hasta las narices de que sus compañeros no le dejen jugar al futbol, porque es cosa de chicos, así que, bueno, le he prometido apuntarla a una escuela de fútbol (a ver qué hacemos con Judo y la piscina, no sé si podrá con todo), y le he dado orden de que si quiere el balón, no pida permiso, vaya a por él.
    Por cierto, también tengo un hijo que odia el fútbol, con todas sus fuerzas, y se niega a darle una patada a un balón. Lo dicho, poco a poco la sociedad cambia.

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  4. Sois consientes del machismo de la sociedad y actuáis en consecuencia. Hay mucho "negacionista" por ahí suelto, gente como vosotros es la que, poco a poco, conseguirá que nuestras niñas dejen de vivir esas situaciones tan injustas.

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  5. Yo tengo una hija y un hijo y creo, como dice Jose Manuel que lo más importante es lo que se ve en casa.

    Lamentablemente nuestro estilo de vida y sobre todo nuestros trabajos más si vives en una gran ciudad, impiden que nuestros niños convivan con nosotros lo suficiente como para ver y aprender esa igualdad de responsabilidades y tareas.

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