sábado, 2 de julio de 2016

Granada

Acabamos de agotar nuestra primera semana de vacaciones veraniegas. Ha sido un periodo lamentablemente efímero que hemos aprovechado, sólo en parte, con una breve escapada a otra preciosa ciudad andaluza: Granada.

Aprovechando la oferta de una amiga que nos ha ofrecido su casa estuvimos en la capital nazarí desde el viernes 24 al lunes 27, aunque los días de máximo aprovechamiento han sido el sábado y el domingo, ya que el viernes llegamos algo tarde y sólo tuvimos tiempo de soltar el equipaje y pegarnos un pequeño homenaje de cervezas con sus generosas tapas, y el lunes salimos bastante temprano de Granada porque queríamos bajar a la playa antes de emprender el viaje de vuelta a casa.

El sábado fue un día caluroso, pero pudimos patear bastante por la ciudad. Como íbamos con la peque cogimos los tickets para el día completo en un tren turístico. Éste tenía numerosas paradas por los lugares más emblemáticos de la ciudad, pasaba frecuentemente y podíamos subir y bajar tantas veces como quisiéramos; así que pudimos recorrer todos los lugares de interés, pero ahorrándonos la penitencia del considerable calor y las calles escarpadas.

Debido al caracter algo improvisado de este viaje, ni siquiera teníamos entradas para La Alhambra; y puesto que en las ventas online y telefónica estaban agotadas desde hacía por lo menos un mes, mis esperanzas de ver el monumento estaban puestas en que por las mañanas, antes de la apertura, siempre se pone a la venta un número límitado de tickets en taquilla. El problema era que había que estar allí antes de las 7am si quería tener alguna oportunidad, así que no las tenía todas conmigo... Sin embargo, en la oficina de turismo, una señorita muy amable nos dijo que estuvieramos atentos esa tarde a la web de Ticket Master, porque en ocasiones sacaban a la venta un lote de entradas que se agotaban enseguida. Cris se tomo la recomendación muy en serio, y después de comer empezó a comprobar la web cada quince minutos; y he ahí que a media tarde, mientras caminábamos junto al río Darro por el Paseo de los Tristes, pudimos comprar nuestros pases para el segundo monumento más visitado de Europa.


El domingo hizo bastante calor, aunque no tanto como para hacer mella en nuestro ánimo, así que pasamos un día muy agradable en La Alhambra. No había demasiada gente y pudimos disfrutar con tranquilidad y sin aglomeraciones prácticamente de todo el complejo palatino andalusí: los Palacios Nazaríes, la Alcazaba, el Generalife, los jardines, las magníficas vistas...


Por la noche nuestra amiga nos llevó a cenar a un restaurante-cervecería, el Bajo de Guía, donde repusimos nuestros electrolitos a golpe de birra, tomamos unas tapas espectaculares (especial mención merece una tapa de atún rojo, que hubiera pasado por una ración de las caras en muchos sitios...) y disfrutamos de la mejor fritura de pescado que yo recuerdo...

El lunes por la mañana nos despedimos de Granada capital, pero permanecimos un poco más en la provincia, pues bajamos a un pequeño pueblo en la costa, La Herradura, donde comimos a pie de playa y nos refrescamos en unas aguas cristalinas. Con esto dimos por terminada la breve escapada, ahora sólo quedaba una pequeña paliza de coche -de cinco horas y pico- para volver a casa.

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