viernes, 2 de mayo de 2014

Estímulos

Está claro que hoy día vivimos en una sociedad sobre-estimulada -al menos en el primer mundo (al que pertenecemos... de momento)-. Estemos donde estemos, miremos donde miremos, caminemos por donde caminemos, estamos continuamente bombardeados por todo tipo de estímulos (sobre todo audiovisuales). Cuando te conviertes en padre y además pretendes ser de los "buenos", la cuestión de los estímulos alcanza unas dimensiones preocupantes. Ya no se trata sólo de padecer esa estimulación de forma pasiva, ahora los sentidos se aguzan en busca de aquellos estímulos que, en la medida de lo posible, es mejor interceptar antes de que lleguen a la vista y los oídos de nuestros retoños. Esto además es sumamente complicado, sobre todo si la criatura en cuestión -como es el caso de mi hija- tiene las parabólicas a máximo rendimiento y lo pilla todo aún casi durmiendo...

Proteger a un pequeño del bombardeo continuo de la publicidad -con sus dañinos estereotipos-, la basura televisiva, o determinadas películas y series a horas inapropiadas es todo un reto. Con las películas, los realities chabacanos y ciertos magazines pestilentes es relativamente fácil hacer el filtrado (aunque estemos condenados durante años a Clan, Disney o Boing..., y bueno, también con precaución, no creo que Hanna Montana sea una buena influencia...). Pero cuando te asaltan por sorpresa con un "KH-7" o un "AXE" cualquiera, te pillan con la guardia baja. Y no es que le tenga miedo a las preguntas incomodas -ya llevamos unas pocas satisfactoriamente resueltas-, pero es que algunas cosas rayan lo incomprensible. Puedo entender que algún pardillo piense que por usar un desodorante su vida se va a convertir en un festival de desenfreno y tías macizas (la eficacia de las feromonas está ampliamente demostrada en el reino animal). Pero lo de valerse del sexo para vender un producto de limpieza... ¿Qué mierda le echan a ese desengrasante?

Y esto es sólo la parte del trabajo que afecta al ámbito doméstico, una vez que sales a la calle, o los críos van al colegio, no queda otra que resignarse, educar y dar explicaciones (muchas explicaciones).

No voy a ponerme en plan mojigato, no me preocupa que Olga vea una teta o un pene, la niña ya sabe que es todo eso y lo ve de forma natural. Si escucha algo inapropiado se le explica lo que es y por qué no debe repetirlo, ya está, ella lo entiende y no le da mayor importancia. Así mismo Olga sabe en que consiste la violencia -física o dialéctica- de hecho le preocupa bastante y no le gusta (es muy empática). Simplemente hay determinadas formas de exposición que, por innecesarias, tratamos de evitar.

Luego están los otros estímulos, los que pretendemos fomentar. En esta sociedad tan jodidamente competitiva, la mayoría de los padres vemos pocas opciones más allá del hecho de que nuestros hijos estén suficientemente preparados para enfrentarse al mundo. Esencialmente pretendemos evitar que el día de mañana llegue cualquier hijo de puta y se los coma por los pies... Con esa intención pretendemos rodear a nuestros pequeños de un montón de estímulos positivos que el día de mañana los coloque en una posición de cierta comodidad para la supervivencia intelectual y social. También en esto tenemos que andar con pies de plomo para no pecar por exceso. Creo firmemente que la mayor fuente de aprendizaje -al menos en el caso de niños tan pequeños como Olga- es el juego. Antes que todo lo demás debemos preocuparnos de que los niños jueguen tanto como quieran. Hay cientos de opciones para fomentar su imaginación y su creatividad. Y aún más importante, no hay que escatimar esfuerzos para tirarse a la alfombra con ellos y construir una nave espacial de Lego u organizar épicas batallas entre el barco pirata y el coche espía de los Playmobil... Y digo "esfuerzo" porque cuando estoy descansado y de buen humor jugar con mi hija es un verdadero placer, pero cuando estoy agotado o irritado por un mal día (o una mala semana) en el trabajo, sentarme a jugar y olvidarme de todo lo demás es realmente costoso..., aunque tremendamente terapéutico.

Me gusta pensar que estamos haciendo bien las cosas con Olga, aunque siempre tienes sensaciones encontradas, ¿estaremos haciendo lo suficiente o nos estamos pasando?. La niña va a inglés una vez por semana, allí pasan una hora cantando y jugando... Hace ya más de un año que está en el grupo infantil de Aikido (en la asociación a la que yo mismo pertenezco), allí casi todo son carreras y juegos. Se pasa las semanas preguntando cuando le toca Aikido, y ni se te ocurra decirle un día que no puede ir (para ella es uno de los peores castigos)... También la solemos apuntar a natación unos meses antes del verano, y es más de lo mismo: churros, colchonetas y flotadores, chapoteo y más juego... Todo le encanta y se disgusta muchísimo cuando no puede ir. El juego es la clave.

Por otra parte también hay otras pequeñas cosas que intentamos en casa, y que creo que ayudan, porque hacemos cosas juntos y fomentan su insaciable curiosidad. A Olga le encanta que leamos con ella (los cuentos de la noche son poco menos que sagrados). Desde hace cinco años (vamos, desde que nació), si la niña está en el salón o por los alrededores, la tele sólo se ve en versión original. Jugamos a experimentos científicos (incluso le regalaron un juego, que elegimos nosotros, para conocer diferentes disciplinas científicas...). Se pegó una semana picando un bloque de yeso con un escoplo y un martillo de plástico para "descubrir" huesos de dinosaurio. hemos plantado juntos tomates y pimientos, y no dice menos de una docena de veces al día "voy a ver cómo van las plantitas". He tenido durante semanas trocitos de fruta, queso y pan, tapados con film transparente, humedecidos y al sol, para hacer cultivos de moho y verlo en el microscopio... Cris se moría del asco...

En fin que se yo... Su curiosidad puede llegar a ser incluso agotadora, aunque supongo que nosotros nos lo hemos buscado..., y me alegro. ¿Qué puede pasar?¿Qué el día de mañana tenga que escapar de la mediocridad de este país para poder ser, como ella dice, la primera astronauta-paleontóloga que descubra huesos de dinosaurio en Marte? Tampoco es tan terrible, y para eso ya estamos intentando viajar con ella tanto como el trabajo y la economía nos lo permitan; para que no le tenga ese "respeto" al extranjero tan propio de generaciones anteriores... 

Y vosotros amigos, veteranos, novicios y futuros papás ¿Qué pensáis?

6 comentarios:

  1. Comparto muchas de las cosas que dices. Creo que es importante estimular a los peques, pero al mismo tiempo es importante que descubran cosas mediante el juego espontaneo.

    Anna sólo tiene 3 meses y ya me asombra el hecho de que explore esa curiosidad que describes, repitiendo sonidos, cogiendo objetos y observándolo todo como si le fuese la vida en ello ( y de algún modo así es ). Ahora mismo la niña es sensible a los entornos y de hecho percibe con bastante exactitud nuestros estados de animo (el mio y el de su padre).

    Con respecto a los estimulos "no-espontaneos"... Mi preocupación viene de criar a una niña en una sociedad tan distinta a lo que yo estoy acostumbrada en ese sentido: por estos lares parece que hay una competición por quien tiene al niño más preparado. Madres que apuntan a sus hijos a clases de Mandarin desde muy pequeños, o que intentan que hagan deporte desde pequeños tambien para tener la opcion de becas universitarias en el futuro etc etc etc...

    Y la verdad es que yo estoy de acuerdo con actividades extraescolares, pero no creo que sea lo mas adecuado eliminar tiempo para simplemente jugar. Aqui al parecer hay madres que no tienen opcion, ya que como todo el mundo apunta a sus hijos a cosas, los barrios estan vacios de niños por las tardes. Si quieres que tus hijos juegue con otros niños tienes que apuntarlos a cosas...

    De todos modos espero tener suerte con nuestro barrio. Tenemos en frente de casa unas canastas de baloncesto, y se nos acumulan los crios por algunas tardes - niños y niñas - para jugar en ella. A menudo hay nenes en bici por las calles.


    En fin, que me enrollo. Nos preguntas que pensamos... en lo de la maternidad-paternidad es importante tener una idea o un plan para empezar. Pero si algo me ha enseñado la experiencia es que lo mas importante es ser flexible para adaptarse a las cosas como vienen. Si lo piensas es bastante refrescante.


    Besos para los tres.
    Bea

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  2. Ahora que cada vez parece más cercano enfrentarme a éstos retos, pienso mucho en todo lo que comentas, también lo pensaba cuando fui tío. Ha sido todo un privilegio poder cuidar y ver crecer a mi sobrina, es de las mejores cosas que me han pasado.

    Cuando hablamos de ideas, creo que todos estaríamos de acuerdo en qué ideas nos gustaría que calasen en nuestros hijos, la problemática viene a la hora de cómo enseñar ésas cosas, porque lo que sirve para un niño, no sirve para otro.

    La flexibilidad es imprescindible, en la vida la mayoría de las cosas que te pasan no dependen exclusivamente de ti y ser capaz de adaptarse, aprovechar y encajar las novedades con una sonrisa, es algo que envidio e intento mejorar en mi mismo, que cuando me cambian el plan que tenía para la tarde ya ando poniendo malas caras :D

    Para mi lo importante es que mi hija aprenda a ser feliz en el mundo que le toque vivir. Con la educación pretendo dotarla de herramientas para adaptarse a las situaciones que se encuentre en la vida. Enseñarla a reflexionar y a empatizar con sus seres queridos serían mis prioridades.

    Las personas tenemos motivaciones, la única motivación que tiene un niño es la emoción y la manera más sencilla de emocionarse es el juego y un componente inherente del juego es la competitividad.

    Sobre la competitividad, tendría tanto que decir, intentaré ser breve. Creo firmemente que la competitividad, como motivador externo, que es la versión popular hoy por hoy, nos hace a los seres humanos profundamente infelices.

    El mundo está lleno de gente prodigiosa que es más lista que tu, trabaja mejor que tu, cocina mejor que tu, habla mejor que tu, habla mas idiomas que tu, hace aikido mejor que tu, resuelve los problemas antes-mejor-mas originalmente que tu... competir para ser mejor que los demás se vuelve algo muy frustrante y te aísla de los demás.

    Sin embargo, la competitividad como motivador interno creo que es fantástico y una gran fuente de satisfacciones. Compite contra ti mismo, intenta hacerlo siempre mejor que la vez anterior, mira como creces y vas mejorando. Mira dónde estabas y mira el camino que has recorrido... mira cuánto puedes aprender colaborando (en lugar de compitiendo) con la gente que es mejor que tu.

    Quizás no llegues a ser el mejor en nada, pero creo que con el tiempo estarás rodeado de gente buena y colaboradora, que se alegra por tus progresos y te anima y enseña cómo mejorar. Estarás orgulloso de ti mismo y la vida siempre tendrá cosas nuevas que enseñarte.

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  3. Desafortunadamente estamos muy condicionados por el entorno, y en ciertos aspectos te arrastra. Otro ejemplo: las fiestas de cumpleaños. Jamás hubiera pensado que llegaría a aceptar esas fiestas multitudinarias (¿recordáis nuestros cumpleaños? En casa con la familia y los cinco o seis mejores amigos...) En el quinto cumpleaños de Olga tuvimos que invitar a toda la clase del colegio (más algunos amigos de la guardería... Aunque afortunadamente compartimos gastos con otros padres que celebraron con nosotros). Cuando menos te lo esperas estás buscando el mejor centro de ocio e invitas a todo quisqui; ya sabéis, el dichoso quid pro quo. Primero quieres evitar que tu hijo se sienta mal si algún niño (con el que seguramente habrá jugado una vez en su vida) no le invita a su fiesta; luego te sientes en la obligación de corresponder si a tu hijo lo invitaron... Al final entras en la rueda. Tiene una cosa buena: conoces a otros padres, aunque es algo muy eventual y los nexos son muy débiles. La preocupación va más allá de la formación intelectual. La formación (más bien aceptación) social tiene tanta o más relevancia y te sientes, en cierto modo, empujado por las circunstancias.

    Los mismos padres se enzarzan en competiciones absurdas -y a veces inconscientes- en beneficio de la popularidad de sus hijos. Atrás quedó la bolsa de caramelos sugus para repartir en clase. Ya casi te miran mal si no preparas uno o dos bizcochos para que se despachen a gusto los niños (y los profesores). He visto madres que envían galletitas personalizadas para cada uno de los niños de la clase (¡25 críos!). Otros envían pequeños regalitos para cada niño... En fin, una locura. El caso es que ese modelo, esa carrera por la popularidad es lo que nuestros hijos están mamando desde la cuna.

    En el plano intelectual, no pretendo que Olga sea la mejor en nada, estoy de acuerdo con Gandalf en que eso es muy difícil y prefiero fomentar la autosuperación en lugar de la competencia con los demás. Además no pienso sacrificar la infancia de la niña (como hacen otros padres) sobrecargándola con una agenda de actividades digna de un ministro. Las actividades que tiene Olga la estimulan y motivan porque la mayor parte del tiempo están jugando, y a ella le encanta. Si algún día se cansa del aikido, de la natación o incluso del inglés (por fundamental que me parezca) habrá que buscar otros caminos para dotarla de esas herramientas de las que hablamos, al menos ahora que es todavía pequeña. Flexibilidad, ya lo habéis dicho.

    Y por cierto, me dejo en el tintero una cuestión importante que por ser padres pasa a un segundo plano, ¿Qué me decis del esfuerzo, en tiempo y dinero, que nos supone "fabricar" a un pequeño Einstein? Porque esa es otra, por desgracia ambos recursos son más limitados de lo que quisieramos.

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  4. En 'ésta nuestra sociedad' me temo que es un equilibrio difícil.

    Hay bastantes estudios que sugieren que ganar más dinero implica trabajar más. Trabajar más, implica tener menos tiempo para tu prole. Nuestra generación tuvo la gran suerte de que en España, se podía obtener una gran educación sin necesidad de grandes gastos que implicasen ser un alto ejecutivo para costearlos.

    [Opinión personal ON] Esto es algo que está cambiando en muchos sentidos y que está dando como resultado una sociedad enferma. Nuestros hijos crecen, a menudo, sin sus padres en casa, en manos de actividades extraescolares y/o cuidadores poco o nada implicados en su desarrollo afectivo e intelectual. Además los costes para su educación universitaria están subiendo tanto, que pronto tendremos que pedir un crédito (o lo tendrán que pedir ellos) para estudiar, con lo que una vez se incorporen al mercado laboral, lo harán con una deuda que retrasará aún más su emancipación... además ése aumento de costes para los estudios está viniendo acompañado de una contracción de los sueldos, por lo que la deuda adquirida será más difícil de devolver...

    No sé que clase de revolución o ilustración hará falta para que la sociedad cambie, pero el camino que llevamos nos enferma, creo yo.

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  5. Hoy me encontraba con esta noticia que sin entrar en las causas de las tendencias muestra a qué me refiero con sociedad enferma...

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  6. He leído la noticia esta mañana. No hace falta entrar en las causas, creo que podemos extrapolarlas de todo lo que hemos hablado. Yo también creo que nuestra sociedad está enferma y creo que esta noticia lo demuestra. Pienso que lejos de razones biológicas -más o menos determinantes- la depresión es la enfermedad donde el entorno social tiene un peso más relevante. El hecho de que la franja de población sea tan joven también nos da la razón sobre lo que estábamos diciendo.

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