Parece que, poco a poco, la Informática se va quedando huérfana. Los nombres propios de nuestra particular historia, responsables de muchas de nuestras satisfacciones y desvelos, se van marchando, quedando, ya de forma más perenne y estática, en esos libros que ya ocupaban desde hace tiempo.
Tras la muerte -precoz- del visionario padre de
la manzana mordida -que tanto a tentado a los
geeks-,
Steve Jobs, la semana pasada, hoy he desayunado con la noticia de la
muerte de otro de nuestros genios,
Dennis Ritchie, desarrollador del lenguaje C y co-creador del sistema operativo UNIX.
Hasta la fecha no he sido usuario de ninguna de las ies de Jobs (iMac, iPhone, iPod, iPad... Aunque sí que me he tragado un buen número de películas de Pixar). Conozco el UNIX de Ritchie sólo de pasada (y Linux poco más, aunque C sí que me resulta ligeramente familiar). Sin embargo estas personas han cambiado el mundo, llevándonos, con pasos de gigante, hacia una nueva era de computación, tecnología y entretenimiento. Y eso merece ser, por lo menos, mínimamente recordado y celebrado.