miércoles, 13 de abril de 2011

Desayunando en el bar

Son las nueve y media de la mañana. Ahí en frente un par de tipos hablan de su último partido de frontenis. Ese otro canturrea distraído los últimos éxitos de los 40 mientras está a lo suyo. A unos pocos metros un corrillo comenta el último partido de fútbol y esos tres de allí discuten acaloradamente sobre Formula 1. Detrás de mi uno cuenta divertidas anécdotas que a todos entusiasman entre carcajadas, y un poco más allá hay unos tíos que hablan de sus cosas como si estuvieran solos. Ahí llega un habitual, silbando y hablando a voces desde la puerta. Y por supuesto no podía faltar el orondo y desenfadado cuponero, que se obstina en hacernos millonarios, al menos una vez por semana... El murmullo es habitual, el bullicio frecuente, como corresponde a cualquier bar que se precie, lleno de parroquianos y contertulios, frente a cafés, infusiones, carajillos y algún que otro sol y sombra... El problema es que esto no es un bar, yo no estoy tomando un café tempranero, y ellos tampoco. Este es el lugar donde trabajo y yo estoy frente a la pantalla del ordenador intentando escuchar mis propios pensamientos. Además es un poco temprano y aún no me apetece ponerme los auriculares a toda pastilla...

Mucha gente trabajando apiñada, una falta generalizada de educación y empatía, y la desidia de unos jefes que antaño paseaban ocasionalmente por el departamento, dejando a su paso un rastro de silencio moderado y conversaciones sosegadas, pero que hoy se aíslan en sus despachos, dejando a la anarquía campar a sus anchas... Supongo que estos son los motivos por los que muchas veces me llama mi mujer y me pregunta:-"¿Qué haces? ¿Desayunando en el bar?"-.

5 comentarios:

  1. Por no mencionar que probablemente se esten rompiendo reglas de seguridad en el trabajo teniendoos a todos apiñados ahi.

    Animo!

    BEA

    ps. Andamos como el perro y el gato en Skype, vamos a tener que quedar! Te envio un mail...

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  2. En alguna ocasión he mencionado las condiciones de climatización, ergonomía, vías de evacuación y salud laboral en general... Lo cierto es que sí que dejan bastante que desear...

    Suelo probar en Skype cuando la enana está más receptiva para la comunicación, lo que suele ser sobre las siete más o menos... Mándame ese mail e intentamos quedar.

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  3. Jajajajajaja. A mí me impactó muchísimo lo del cuponero cuando llegué a Extremadura... La primera vez que vi entrar a la de los cupones por la puerta no me lo podía creer...

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  4. ¿Los de los cupones entrando al curro? Yo flipo... por dios que podemos hacer para cambiar las cosas...

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  5. Como lo lees... Una vez a la semana al menos. Y la sala y el ritmo de trabajo desbaratándose con jefes y compañeros perdiendo el culo para comprar sus cupones. No lo entiendo, de verdad.

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