miércoles, 30 de mayo de 2012

Soy ineficiente

Ahora lo entiendo todo. La actualización del software de nuestros sistemas es una secreta conspiración de los poderes fácticos para poder acusarme de ineficiente y justificar mi despido... Hace como un par de meses, alguien decidió que ya estaba bien de trabajar con el Framework de .NET 2003 y con SQL Server 2000. Estábamos prácticamente en el neolítico en lo que a tecnología de desarrollo se refiere, y nuestro rendimiento se estaba resintiendo por unas herramientas muy precarias, que ya no podían con sus huevos para manejar una aplicación tan sólidamente diseñada (una solución con 50 subproyectos y cientos de componentes y formularios) y una base de datos que sería la envidia de Boyce y Codd (con sus 2000 tablas y sus 11000 procedimientos almacenados nada redundantes)...

Llegó así la nueva era a nuestras vidas: un flamante .NET 2008 y un reluciente SQL Server 2008. Los que decían que a nuestras máquinas -de año 2004- les iba a costar un poco tirar con estas aplicaciones no eran más que unos alarmistas...

Eso no es todo. Nuestros equipos se restauraron a partir de una imagen que alguien montó para los programadores a finales del siglo XX, con toda la mierda que pensaron que podíamos necesitar y a eso le añadieron los nuevos programas. Después, no hace mucho, nos cambiaron los protocolos de subidas a Producción, hecho que casi ha duplicado nuestros tiempos de respuesta...

Total, que ahora hay días que cuando estoy escribiendo código en mi nuevo .NET tengo delays de teclado de uno o dos segundos. El Framework se me queda colgado al menos una vez al día (dependiendo de mi brío en pulsar "guardar" la cantidad de trabajo que perderé). Cada vez que inicio una depuración -en local- de los cambios en un formulario, me toca esperar unos cinco minutos. Cuando descargo la última versión de los proyectos puedo tocarme las narices diez o quince minutos. Y esto lo estoy escribiendo mientras alguien pone en un servidor de pruebas -al que antes podíamos acceder nosotros- las últimas modificaciones de una dll (cosa que pedí hace más de dos horas), y que es paso necesario antes de poder solicitar la subida definitiva a Producción...

Efectivamente, soy ineficiente...

domingo, 27 de mayo de 2012

Buenas intenciones con malos finales

No es una novedad que en muchas ocasiones las buenas intenciones terminan teniendo un final poco agradable (a mi mismo me ha pasado más de una y más de dos veces). Esta vez los protagonistas de la historia son mi mujer, una compañera de aikido y un señor japonés de apellido Hitomi...

Desde hace bastante tiempo he querido comprarme una hakama nueva con mi nombre grabado en japonés. Sin embargo es un gasto que llevo más de un año posponiendo, pues la prenda no es barata y siempre surgen imprevistos, como radiadores de coche, alternadores o facturas exorbitadas de la luz...

El caso es que Cris había dejado caer varias veces que quería regalármela y yo siempre intentaba quitarle la idea de la cabeza. Finalmente, sin saber yo nada, se confabuló con una compañera de aikido para cometer la dulce traición. El pasado miércoles, ella y la niña me acompañaron al dojo; antes de nuestra clase hay una clase infantil y a Olga le encanta meterse en el tatami y hacer un rato el loco en las colchonetas. Antes de empezar los mayores, entró una compañera de armas con una bolsa, cruzó una mirada cómplice con Cris y me dieron la sorpresa delante de unos cuantos amigos aikidokas que ya estaban calentando. Me encantó el regalo: una elegante hakama negra con mi nombre bordado en japonés (no, no ponía capullo ni nada parecido, lo he comprobado en Google Translator). Pero ¡Oh decepción! Cuando me la probé arrastraba una cuarta por el suelo...

Desde entonces estamos enzarzados en un cruce de correos electrónicos con un tal señor Yoshihiro Hitomi de BUDO YA (la tienda de equipamiento de artes marciales donde hemos hecho las compras). El problema viene del hecho de que la hakama está bordada, por lo que no quiere cambiarla. Sin embargo el contratiempo del exceso de tamaño se debe a que por su propia iniciativa y amparado en su experiencia consideró –tras conocer mi estatura y peso- que debía bordar y enviar una talla mayor a la que se le había pedido. Pretendió enseñarme a vestir esa prenda con cuatro fotos enlazadas en uno de sus correos (llevo más de cinco años llevando hakama...) y reforzó su decisión de enviar una talla superior con argumentos tan sólidos como que "Ahora muchos chicos tienen largas piernas" (textualmente). A eso hay que añadir que detecté cierto tono de suficiencia en sus correos; justo lo que necesitaba para calentarme, Así que le respondí (tengo que reconocer que con cierta saña, bien recubierta de cínica educación desde luego).

Al final la cosa ha quedado de la peor forma posible, sobre todo para él. En su último correo, haciendo gala de una "brillante" visión comercial y un desmedido orgullo, me dice que le devuelva la hakama y que me reintegrará su importe... ¿?. La verdad es que no lo entiendo, acepta comerse con patatas la prenda y devolverme el dinero en lugar de mantener la venta y enviarme otra talla, ganando además a un cliente... Tampoco fui tan hiriente, y entiendo que habiendo docenas de tiendas como esa, yo, como cliente, no tengo por qué conformarme si no estoy plenamente satisfecho. Pero parece que los japoneses lo ven de otra manera. Que alguien me lo explique.

El caso es que mañana, después de haberle escrito un nuevo correo, más suave, intentando hacerle entrar en razón (y sin haber recibido respuesta), le devolveré la hakama. Y me jode no creáis. Me jode porque voy a tener que gastarme un dinero adicional en devolverla. Me jode porque la prenda me gusta y es de calidad. Me jode porque no pensaba tener por el momento una nueva hakama y pese a la ilusión inicial de aquel momento, ahora es un quebradero de cabeza. Y me jode porque no soporto tener razón y darme de boca una y otra vez contra la cerrazón y la estrechez de miras.

viernes, 25 de mayo de 2012

¿Quién sobra?

Policías: 154.000
Médicos: 165.967
Bomberos: 19.854
Políticos: 445.588

Esta es otra de esas cosas que ilustran bastante bien por qué estamos con la mierda al cuello. Podéis leer sobre este despropósito en numerosos sitios de Internet, por ejemplo aquí, aquí y aquí...

jueves, 3 de mayo de 2012

Definitivamente "algo" falla en el sistema educativo...

Cuando leo noticias como ésta, repaso el artículo varias veces, de principio a fin y de izquierda a derecha. Miro otras fuentes, busco la trampa y el sensacionalismo..., porque de verdad que me resulta harto difícil creer que puedan estar hablando en serio:

Aconseja echar a una maestra porque sus alumnos de 4 años ya saben sumar, restar y leer

Huelgan más comentarios...