jueves, 13 de septiembre de 2012

Un verano complicado

A penas queda una semana para el final oficial del verano y, por las circunstancias, la sensación de descanso estival es, básicamente, inexistente. Por decir que hemos "veraneado fuera" nos hemos escapado tres días a Madrid a primeros de septiembre. Hemos estado en un agradable hotel en Pinto (a 20 minutos del centro de Madrid). ¿Por qué en Pinto? Bueno, nuestro destino principal ha sido el Warner Bros Park, que está, precisamente, entre Pinto y Valdemoro... La verdad es que, dada la situación actual (lo de mi suegra sigue bastante complicado), no nos apetecía demasiado ir a ninguna parte..., bueno, apetecer sí, lo que pasa es que la situación familiar -y un poco la económica- no nos permitía irnos donde, cuando y cuanto hubiéramos querido... Pero al menos, con esta escapada, el verano de Olga no se ha limitado a una pequeña piscina en el patio de casa y a cuidar de la abuela malita; y podrá decir en el cole (empieza mañana) que ha ido de vacaciones. No importa que sólo hayan sido tres días; su percepción del tiempo aun es bastante relativa, afortunadamente.

Por suerte, la salud de la niña no nos ha dado quebraderos de cabeza importantes. Desde que la operaron a finales de junio su calidad de vida ha mejorado sustancialmente (y la nuestra claro). Ahora su descanso nocturno parece reparador, no hemos vuelto a notarle apneas y a penas ha tenido un breve resfriado anecdótico por algún día fresco de piscina (aunque hemos tenido muy pocos días frescos este verano...). Como consecuencia de todo esto, su actividad durante el día se ha intensificado y ya no se queda sin aliento a la primera carrera. Pero claro, más carreras, saltos y brincos conllevan más caídas, moratones y magulladuras... Aunque bueno, que todos los problemas sean como esos (es que está falta de práctica la mi pobre...).

Por lo demás, hoy he empezado a trabajar. Cuando esta mañana sonó el despertador a la seis (¡las seis!), casi me da un telele. No es que me haya levantado a mediodía durante los días de vacaciones -Olga toca diana a las ocho y media como muy tarde-. Pero por más que pasen los años uno no se acostumbra a estos horarios (sobre todo cuando tratas de acostarte temprano y pasas sistemáticamente una hora dando vueltas en la cama sin poder dormir). Cuando empezaba mi jornada en Mordor a las ocho, levantarse a las seis y media ya era infame; ahora que empiezo a las siete y media, levantarse a las seis es una puta tortura... Y encima dando gracias, no sea que después de ampliaciones de horario, recortes de sueldo y demás mandangas, cualquier mañana ojeando el DOE (cosa que odio, pero tengo que estar al tanto de resoluciones y decretos sobre las ayudas que pagamos) me encuentre de patitas en la calle.

1 comentario:

  1. Que bien que Olga ya pueda dormir y esté más sana, por lo demás y aunque se me antoja del todo insuficiente, os deseo mucho ánimo y si podemos ayudar en algo, ya sabéis donde nos podéis encontrar. Un abrazo.

    ResponderEliminar