domingo, 17 de junio de 2012

¿Y por qué?

Me considero una persona de ciertos recursos intelectuales y jamás pensé que satisfacer la curiosidad y las inquietudes de una niña de tres años me iba a suponer un serio problema... Y sin embargo ahí estamos, en esa divertida fase -sobre todo para el que mira desde fuera los aprietos que pasa un padre- en la que la enana está preguntando el por qué de absolutamente todo lo que se le ocurre. No exagero si digo que, a lo largo del día, escucho ese dulce "papi, ¿Y por qué...?" un centenar de veces. En muchas ocasiones pregunta por preguntar, e incluso sin haber terminado de responder, ya me cae encima el siguiente ¿Y por qué?... Me da la impresión de que Olga le ha cogido el gustillo a ponernos en aprietos y de alguna forma le divierte ver como nos buscamos las vueltas para darle una respuesta que no de lugar a una nueva pregunta; pero es igual, el siguiente ¿Y por qué? sobreviene de forma inminente...

Hasta ahora las preguntas -por suerte- no suponen un problema de compresión para nosotros. El verdadero reto está en encontrar las palabras adecuadas para explicárselo a la niña. Aunque Olga habla desde muy pequeña y tiene un lenguaje muy rico para sus tres años, muchas veces nos excedemos en las explicaciones. Como conoce las palabras y su significado y algunas conversaciones con ella son muy "sesudas", en ocasiones perdemos la perspectiva de que estamos hablando con una pequeña de tres años y olvidamos que hay infinidad de conceptos que no está preparada para comprender. Además yo no soy amigo de inventarme milongas y chorraditas para que se quede contenta y callada, así que me esfuerzo por darle una explicación lo más próxima a la realidad..., y eso a veces me cuesta más de un dolor de cabeza. A esto hay que sumarle que Olga le da un montón de vueltas a la cabeza y se obsesiona con cualquier cosa que le cuentan o que ve en los dibujos, aunque sean los más inocentes del mundo... Todavía no entiende que clase de padres puede tener Pocoyó, que nunca han aparecido con su hijo en la tele, y encima lo dejan al cuidado de una elefanta rosa, un pato amarillo histriónico y un pulpo rojo que está como una puñetera cabra...

Hoy sin ir más lejos nos hemos enfrentado a nuestro último reto intelectual. La niña estaba viendo los dibujos por la mañana, Érase una vez la vida, todo un clásico. Ya habíamos tenido nuestros más y nuestros menos con esta serie en otra ocasión, y nos habíamos pasado un día entero hablando de las bacterias. Pero hoy ha sido agotador. ¿Cómo le explicas a una niña de tres años qué son las toxinas? ¿Cómo le explicas que esas cosas se nos pueden meter en el cuerpo mientras respiramos? ¿Cómo le cuentas que a veces las toxinas pueden dañar los cromosomas y provocar mutaciones?... ¡Exacto! No puedes, pero ella lo vió y quería una explicación. Así que hemos pasado todo el día convenciéndola de que no pasaba nada por tener algunas toxinas y cromosomas en el cuerpo, pero ella no quería tenerlos dentro. Ha estado todo el santo día preguntando por qué las toxinas hacían daños a los cromosomas, por qué estaban en el humo de los coches, por qué eran de color negro y tenían cara de enfadadas, por qué teníamos cromosomas y para qué servían... Durante la comida hemos hablado de toxinas y cromosomas. Cuando se ha levantado de la siesta ha preguntado por toxinas y cromosomas. Volviendo a casa desde Coria a las nueve y media (y con un sueño de morirse), en lugar de dormirse en el trayecto, ha venido hablando, por supuesto, de toxinas y cromosomas. Y finalmente a las once de la noche, mientras su madre la estaba acostando, sus últimas palabras ha sido para las toxinas y los cromosomas...

miércoles, 6 de junio de 2012

Los extremos del intelecto humano

Siempre se ha dicho que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. Estoy completamente de acuerdo y además creo que es aplicable en todos los aspectos. Hoy ojeando una web de curiosidades, me he encontrado con un par de referencias a noticias que ilustran bastante bien esos extremos en lo referente a la faceta intelectual de nuestra especie... En la primera de ellas, aquí, se habla de un tío que intentó bajarse de un avión a 8.000 metros de altura para hablar con Dios. En la otra, aquí, una noticia de ciencia habla de un experimento de física cuántica (que a penas logro entender) en el que han conseguido cambiar eventos del pasado sobre paquetes de fotones... La supervivencia de la especie dependerá de la parte del intelecto que gane la batalla. Yo estoy un poco asustado, porque creo que entiendo mejor al tío que intentó saltar del avión que a los científicos del Instituto de Óptica Cuántica de la Universidad de Viena...